Fotografía del nanotransportador magnético, que permite comparar su tamaño con el del espermatozoide abajo.
Para muchas aplicaciones biomédicas, como la administración selectiva de fármacos o la microcirugía, es muy importante conseguir un transportador eficaz, suficientemente pequeño y propulsado externamente, por métodos inalámbricos.
Éste es el trabajo desarrollado por Peer Fischer y Ambarish Gosh, del Instituto Rowland de la Universidad de Harvard, y publicado en la revista de nanotecnología Nano Letters.
Primero, decidieron que para que un diminuto objeto nadase en un medio de viscosidad elevada, la forma adecuada debía ser semejante a los flagelos celulares, una estructura helicoidal, algo así como un sacacorchos. Después, debía ser propulsado y dirigido de una forma externa al propio transportador.
Los líquidos normales para los que se prevé su utilización, como la sangre, poseen gran viscosidad a escala nanométrica. Según Fischer, moverse en ellos Es como intentar nadar en una piscina de asfalto en un día caluroso.
La solución a la que llegaron fue recubrir una pequeña galleta de silicio con perlas de cristal, todo ello con tamaños nanométricos, y después depositar vapor de dióxido de silicio por encima, mientras iban girando la galleta, formando así la larga cola espiral que podemos ver en la fotografía.
Finalmente, una vez que se ha solidificado el dióxido de silicio, se recubre uno de los extremos del nanopropulsor con cobalto, para tener después el metal magnético necesario para poder propulsarlo mediante campos magnéticos (con imanes).
Aplicando campos magnéticos y haciéndolos girar, se hace girar la hélice, y moviendo los campos magnéticos tridimensionalmente se puede conducir eficazmente el nanopropulsor.
Estos transportadores, con aspecto de espermatozoide, tienen una cabeza esférica de entre 0,2 y 0,3 micrómetros de diámetro, y la cola helicoidal mide entre 1 y 2 micrómetros de longitud, o sea, un espermatozoide es más de 10 veces mayor que el transportador (un micrómetro es la milésima parte de un milímetro, y corresponde a 1000 nanómetros).
Sin embargo, estos nanotransportadores ya han conseguido transportar un pedazo de silicio de 1000 veces su tamaño y moverse a una velocidad de hasta 40 micrómetros por segundo.
La alternativa son los nanobots como el de la foto, con su propia fuente de energía, pero bastante mayores
La investigación ahora se va a desarrollar con el objetivo de conseguir que efectivamente pueda transportar productos químicos, empujar cargas, y actuar como sonda local en las medidas reológicas (medidas de viscosidad y fluidez de los líquidos).
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7 comentarios:
qué maravilla!
Orofëa: evidentemente estoy de acuerdo. Falta ver ahora si, como en tantas otras cosas, el asunto evoluciona hasta ser funcional en el día a día, o se queda por el camino por algún fallo no previsto, falta de financiación, o lo que sea... Esperemos que avance!
Saludos.
La leche. ¡Qué Bueno!
Si es que tenemos nanotecnología de ciencia ficción "ad portas".
De verdad que si, Ahskar, hay cada vez más cosas increíbles por ahí que ya están "casi casi"
Oye pero en que va a beneficiar a los seres humanos que pueda transportar, empujar o atuar como sonda local???
Oye pero en que va a beneficiar a los seres humanos que pueda transportar, empujar o atuar como sonda local???
Anónimo, se pueden localizar zonas específicas con problemas, tumores, por ejemplo, y llevar concretamente hasta allí las medicinas necesarias, consiguiendo una concentración alta de medicamento en la zona afectada, y sin distribuirlo por todo el organismo, sino sólo donde hace falta.
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